Cuando el orgullo no te deja entrar en tiempo y en razón,
hay que callar todas sus quejas y hacerle caso al corazón...

miércoles, 30 de junio de 2010

Justamente ahora irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesino. Tarde, como siempre, nos llega la fortuna. Tú ibas con ella, yo iba con él, jugando a ser felices por desesperados, por no aguardar los sueños, por miedo a quedar solos. Pero llegamos tarde, te vi y me viste, nos reconocimos enseguida, pero tarde. Maldita sea la hora que encontré lo que soñé, tarde. Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte, tanto inventarte, tanto buscarte por las calles como una loca, sin encontrarte. Y ahí va uno de tonto; por desesperada, confundiendo amor con compañía. Y ese miedo idiota de verte vieja y sin pareja, te hace escojer con la cabeza lo que es del corazón. Y no tengo nada contra ellos, la rabia es contra el tiempo; por ponerte junto a mi, tarde. Ganas de huir; de no verte ni la sombra, de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla, que nunca apareciste, que nunca has existido. Ganas de besarte, de coincidir contigo. De acercarme un poco, y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte ¡Bienvenido!. Pero llegamos tarde. Te vi y me viste, nos reconocimos enseguida, pero tarde. Quizás en otras vidas, quizás en otras muertes. Que ganas de rozarte, que ganas de tocarte, de acercarme a ti y golpearte con un beso, de fugarnos para siempre, sin daños a terceros. ♫

No hay comentarios:

Publicar un comentario